Os podéis imaginar el viaje que pasamos. Quince horas donde las preguntas, dudas y preocupaciones formaban un círculo del cual ninguna éramos capaces de escapar. Ya en el aeropuerto, nos esperaban las hermanas Máxima y Lola para llevarnos al barrio donde ahora seis de nosotras pasamos los días, Bañado Norte.
El primer día, el miedo de que el rumor, a través del boca a boca, sobre que un grupo de chicas españolas venían a impartir clases de apoyo en la escuela no hubiera llegado a los niños del barrio, estaba presente en nosotras.
Sin embargo no fue así, y la sonrisa sale sola cada vez que recordamos el portón de la escuela abarrotado de niños de todas las edades. Al principio tímidos, horas después como de toda la vida. Ya hay bromas en las clases, no se despiden sin un abrazo, las risas y las sonrisas fluyen desde primera hora de la mañana… Aunque esto no quita que la frustración aparezca de vez en cuando. Frustración que no solo brota de una falta de paciencia, sino que también tiene que ver con las injusticias que presenta el barrio.
El objetivo en Bañado Norte puede resumirse en vivir al día. El día a día marca la agenda de las familias. El sábado pasado, mientras dábamos un paseo hasta la orilla del Río Paraguay, el paisaje nos sobrecogía. Los niños jugaban descalzos entre albero, fango y basura. Si te fijabas, en el horizonte podías observar los rascacielos de la capital… El contraste hiela.
Sin embargo, el calor que desprende el barrio lo tiñe de colores preciosos, a los que se añaden las sonrisas de los vecinos, o los abrazos de los alumnos que vienen corriendo hacia ti cuando te ven por sus calles.
Por otro lado, a nosotras la vida se nos hace más fácil gracias a las hermanas Concepción y Susi. Ya chapurreamos algo de guaraní y la comida paraguaya no se nos resiste.
Aun así, muchas cosas nos desconciertan, las dudas y los porqués salen a flote prácticamente cada vez que salimos a la calle. Tenemos claro que el reloj no va a dejar de moverse. Por eso tenemos que mantener los ojos y el corazón abiertos para vivir esta experiencia y empaparnos de todo lo que nos está regalando.
Mañana jueves partimos hacia Ayolas para celebrar Santa Ana todas juntas. ¡Os contaremos a la vuelta!