María José

CIMG0126Cuando el prefecto de Rafael Correa, el hombre del presidente del Ecuador aquí, en Manabí, fue a hacer propaganda a colegio Cristo Rey no sabía que la campaña electoral se la iban a hacer a él. Porque para política (del partido de Dios), ella. Ocurrió hace un año y medio. Fue aquel buen hombre a hablar de lo suyo, pero María José le habló de lo nuestro. De lo (que debería ser) de todos: “Mire usted, señor candidato, que tiene sembrado el centro de Portoviejo de pobre gente muerta de hambre, durmiendo en las aceras. ¿No habría unos dolarcillos, arrascando de tanto cartel y tanta propaganda, para darles algo caliente por las noches?” Y fue así, por derecho y hablándole de tú a tú al político, como la misionera más joven en toda la República, a sus 84 años de edad, ganó para su causa al que hoy es su amigo. Que se gasta la hermana una agenda que para sí quisieran muchos periodistas.

CIMG0459Y fue así donde principian las noches de reparto de comida a indigentes, -algo de arroz, una infusión; apenas algo caliente que echarse a la boca-, de esta esclava sevillana. El padre Giovanni, párroco de la Catedral, es su fiel escudero. Distribuyen de lunes a viernes más de cien cenas por las calles de un desierto Portoviejo en el que a las nueve ya es noche cerrada. Con el prefecto como benefactor y las manos de algunos cristianos que se plantan el mandil cada tarde, María José atempera el estómago y el corazón de un centenar de vagabundos a diario. Todos adoran a “la hermanita” y con ella balbucean un Padre Nuestro, que es la promesa de que no están solos. O, al menos, de que ella regresará al caer de nuevo la noche. Ellos saben a qué prefecta votarían. Lo dicho: para delegada de Alguien, ella.CIMG0120

Patricia G. Mahamud